Sobre nosotros
Mi nombre es Laura Rueda Salvatierra, con gran experiencia en el corte y confección.
Os doy la bienvenida a mi taller para poder daros un servicio personalizado.
Trabajamos con el cariño y la experiencia de las modistas de siempre.
Lee Nuestra Historia para conoce un poco mas sobre nosotros.
Gracias por visitarnos.
Nuestra Historia
Mis amigas me suelen comentar todavía que yo casi no quedaba con ellas porque siempre estaba cosiendo.
Teníamos entonces las edades de la adolescencia y no voy a negar que hubiese preferido estar más tiempo con ellas. Muchísimo más.
No tengo recuerdos de inviernos de entonces en el taller que regentaba mi madre (mi maestra), pero sí que los tengo de la luz y de la primavera y su olor que entraba por la ventana que había en el taller. Junto a ella, nos sentábamos a hacer remates en tejidos que necesitaban de una esmerada pulcritud.
Mi maestra, para esto y tantas cosas más, era extremadamente exigente. Entonces me resultaba complicado comprenderla pero, con el tiempo, me he dado cuenta de que su psicología a la hora de enseñar era perfecta.
Ella me recuerda que con once años yo cosía puntillas a los vestidos de comunión y si ella lo dice, será cierto.
En los finales de los años 70 fue cuando realmente empecé a sumergirme en el negocio familiar por voluntad propia. Entre los estudios y la confección transcurría mi vida.
En el taller se trabajaba todo tipo de prendas de vestir. Se vestía a novias, a comulgantes, a bebés para su bautizo, a madrinas... Se confeccionaban prendas de uso diario sin olvidar que en aquellos años, el domingo "se vestía con la ropa de los domingos"
El taller se transformaba por las tardes durante unas horas en aula. Antes se llamaba "Academia de corte y Confección". 40 alumnas se llegaban a contar algunos días.
Me gustaba enseñar. Creo que se me daba bien transmitir lo que por entonces dominaba del oficio. La principal característica del método enseñanza de mi maestra residía en que no utilizaba patrones, las partes que componían el diseño elegido por la clienta se dibujaban sobre el tejido y según las medidas exactas de ésta.
En aquel tiempo se tenían por costumbre estrenar vestido para fechas concretas como Nochevieja, Domingo de Ramos, Fiestas patronales y siempre entre unas y otras había bautizos, comuniones, bodas o diferentes eventos...
Recuerdo las estanterías donde se guardaban los cortes de tejido para los encargos y puedo asegurar que a aquella estantería jamás le vi el fondo.
Yo saqué mi título de la misma manera que lo hizo mi madre, en una academia de Zaragoza. Para conseguir el título había que pasar cientos de horas cosiendo a mano. Se tenían que confeccionar 120 prendas de vestir en papel de seda. Desde bebé hasta ajuares completos de señora y caballero perfectamente confeccionados como si de tejido se tratase.
Y después de muchísimas horas, meses y algún que otro año, lo conseguí. Y conseguí el título de Modista.
Ahora las titulaciones y los estudios están reglados Antes no. Todo es diferente. Pero puedo asegurar que aprender un oficio desde dentro siendo este tradición familiar, tiene muchas ventajas para el que lo estudia. En ningún otro lugar hubiese aprendido como aprendí en nuestro taller. Poquito a poco robándole horas al sueño, robándole horas a las fiestas en nuestro pueblo, robándole horas al verano, y así casi sin darme cuenta, aprendí.
Y así, también poquito a poco la vida fue transcurriendo y mientras a la maestra le llegaba la hora de dejar descansar a las agujas y a las tijeras, yo cada día tenía más ganas de continuar y crecer.
Y cambié el lugar de vida y cambié de vida. He hice un paréntesis en el tiempo cómo para coger aire antes de un maratón. Y esperé que se diesen las circunstancias adecuadas para tener mi propio espacio, mi propio taller.... Y las circunstancias se dieron.
A mi Maestra y a todos los que habéis aplaudido mi decisión, Gracias.